The Hustle se apoya en los ritmos latinos que los inmigrantes llevaban desde 1970 desde Cuba y Puerto Abundante en EE.UU. mediante Florida y hasta Novedosa York por toda la costa este, si bien asimismo Los Ángeles tuvo la su relevancia con este baile. La mezcla del sueño cubano, el mambo y la salsa adjuntado con la música que sonaba en las discos de la temporada, rhythm and blues, funk, soul, brindaron paso a la música disco bailada en pareja que al comienzo fue llamado Latin Hustle. Van McCoy publica en 1975 un single que se titula The Hustle con el que ayuda al avance del nuevo ritmo, si bien tuvo su máxima influencia en el momento en que en 1977 con la película Fiebre del sábado noche y las canciones de los británico-australianos Bee Gees, John Travolta y Karen Lynn Gorney bailaron hustle con música disco, con lo que se realizó muy habitual, si bien bien difícil de estudiar por la falta de instructores que supiesen instruir este.
El Hustle, palabra que traducida al español significa por ejemplo acepciones “desplazarse rápidamente”, es otro de los estilos con tiempo de 4×4, o sea que tiene 4 tiempos por compás. Se tiene 2 pasos veloces 1-2 y 2 lentes 3, 4. asimismo se puede contar como … y 1, 2-3, donde y 1 es veloz y 2-3 son pausados.
La música disco experimenta un nuevo revival justo en el momento en que gozarla en las discos es misión irrealizable.
Ironías de la vida. Poseemos mucho más bien difícil que jamás –por no decir irrealizable– bailar en conjunto. Las discos continúan cerradas. Los festivales, en barbecho. Las bolas de espéculos amontonan polvo. Y no obstante, vivimos un revival de la música disco como hacía bastante tiempo que no se acordaba. Es tal y como si ciertos de nuestros músicos (músicas, más que nada, para ser mucho más precisos) se hubiesen sublevado frente a la adversidad y les hubiese dado por urdir estos discos que cualquier día, quién sabe si antes que tarde (todos rezando- le a Pfizer ahora Actualizada), vamos a poder bailar tal y como si no hubiese un mañana.
Cantaba Kylie Minogue, la última en sumarse a esta corriente –escasas como ella para llevarlo a cabo de una manera mucho más acreditada– lo de “Your Disco Needs You”. Esto es, tu disco precisa. Era allí por el año 2000. Y su último álbum volvió a probar que no hay mejor cobijo en tiempos dudosos, asimismo para ella, que los bajos sustanciosos, los ritmos 4 por 4, las guitarras flexibles y las letras sexys que invitan al grácil contoneo de los cuerpos sobre la pista de baile, sumidos en el hechizo de las luces estroboscópicas y su revuelto sinestésico. La australiana lo hizo, además de esto, sin coartada ni subterfugio alguno: por algo el álbum lleva por nombre DISCO. De manera directa. En mayúsculas. Y es lo destacado que hizo mucho más de una década. Indudablemente.