A lo largo del siglo XX, USA de América tomó el relevo de Europa como epicentro de la producción cultural en occidente. Quizás su literatura o su filosofía no hayan llegado a eclipsar el desmesurado legado europeo, cuyo peso concreto juntado todavía es muy superior, pero la cinematografía, la televisión y más que nada la música estadounidenses se convirtieron en un nuevo pensamiento artístico cuya predominación se prolonga verdaderamente a todo el mundo. La música estadounidense -un laberíntico compendio de influencias de europa y africanas- han propiciado la aparición de distintos géneros que han revolucionado el término mismo de la música como arte. Entre los puntos mucho más atrayentes es el papel muy distinto que han jugado un óptimo número de ciudades en el nacimiento, avance y explosión de estos géneros y corrientes. Como ahora entendemos, no hay una música de america como tal, sino más bien muchas, y si bien ahora estén MacDonald’s y Starbucks en casi todas estas ciudades —como hay ahora en las nuestras—, muchas se toman y con razón de tener una propia y muy importante tradición musical propia. En verdad, el bagaje musical estadounidense es tan rico y diverso, tan concentrado en un periodo muy corto, que los arqueólogos del futuro probablemente creerán que estas ciudades no formaban una parte del propio país. Estas son las capitales estadounidenses de la música.
Sí, no es ningún fallo: si bien existe quien considera el baile country como un patrimonio de la civilización de norteamérica, la verdad es que los americanos lo importaron de Europa , como tantas otras cosas. Pero es indiscutible que fue en USA donde este baile arraigó de manera asombroso, evolucionando y ramificándose hasta sugerir la pluralidad que nos divertimos hoy día.
El origen de todo se ubica en las danzas populares de europa de los siglos XVIII y XIX, un folclore que de manera ineludible los colonos llevaron en el momento en que emigraron a Norte América. Estos bailes populares nacieron en áreas despobladas, lo que les facilitó cuadrar en el ámbito western en el momento en que cruzaron el Atlántico. La fusión fue tan especial que hoy día, para bailarlos «en toda regla», se usa ropa country, cuyo origen no es europeo. No obstante, la indumentaria, el zapato y el ambiente tan especial en el que se desarrollaban los bailes country en el Nuevo Conjunto de naciones, impregnaron para toda la vida esta danza de la civilización western.