Víctor tiene una tía que vende fayuca. La hermana de su madre. En la familia, la tía fayuquera tiene popularidad de mala suerte, de atraer desgracias. Se le escapó el marido. La dejó con 4 chilipayas. Le embargaron la vivienda. Al perro le dio parvovirus tres ocasiones. En el momento en que el negocio de la fayuca comenzaba a proceder a bien, firmaron el Tratado de Libre Comercio. Como si no fuera sufisciente, y aseguran que solo para chingarla, los bancos y los enormes guardes se asociaron para sugerir crédito aun para obtener unos cuantos calcetines en 12 plazos. La tía de Víctor, de qué forma no, se pasó a la imitación china. Ahora entendemos que la lealtad familiar se erige sobre todas y cada una de las cosas: pese a ser la cabeza, pasando sobre su prestigio, Víctor compra a Paula un perfume falso con su tía la fayuquera. El resultado de la cadena de desgracias –escape del marido, TLC, coalición bancos-enormes guardes, industria china de la falsificación, clemencia necia de Víctor– es que Paula y Carolina Herrera les terminan de realizar una chingadera mayúscula.
Paula es la contadora responsable de entrar las facturas en el sistema. Este año modificaron el sistema y su historia se convirtió en un infierno. Un infierno de reiterar tareas aborrecibles hasta el absurdo. ¿Merece Paula un perfume falso chino tras esta tortura? Pero aguarden: Paula ha extirpado de la urna el papel de Soledad. En Soledad en la oficina le llaman Sol, para corregir a los progenitores. De esta manera, al nombrarla semeja que le afirmaran: “Eres un solo, qué hermosa.” Y no: «Te vas a quedar sola, a fin de que se te quite el cabrona.» Más allá de ser diciembre, Paula y el sistema prosiguen sin comprenderse. Las facturas desaparecen. Es requisito regresar a ingresarlas. Paula no posee tiempo para proceder a buscar regalos. Explota la hora del almuerzo para obtener por la red una bufanda. Muy práctica, Paula, muy actualizada. El inconveniente: han clonado la página de la tienda de bufandas. Tiene por nombre bufandasmuybonitas.com, cuenta. En el primer mes del año, Paula va a recibir un obsequio de Navidad retrasado: el recibo de su tarjeta de crédito. Compras en Las Bermudas (una andadora y un jet ski). Compras en Bosnia (un hombre theater). La tarjeta al máximo. Peor aún: el día del trueque, Sol se queda sola sin obsequio, con la promesa de Paula de una hermosa bufanda que ha de estar a puntito de llegar. Para mayor dramatismo, a lo largo de la liturgia de trueque, Paula se queda en la puerta viendo hacia la calle, a conocer si hace aparición el mensajero, corriendo, sudando, con la bufanda.
Poemas
El silencio
El silencio fue testigo de mis sacrificios para reprimir mis deseos de procurarte