Quizás el nombre The Winstons pase inadvertido para bastante gente, aun para aquellas que se piensan melómanas, pero la verdad es que este conjunto estadounidense se identifica por algo: es la banda mucho más sampleada de la historia del cuarto arte. Dirigida por Richard Lewis Spencer –un talentoso saxofonista y instructor que asimismo formaba una parte de la banda de acompañamiento de Otis Redding y de Cutis Mayfield–, la agrupación oriunda de Washington DC. asimismo se encontraba dentro por Gregory C. Coleman, Phil Tolotta, Quincy Mattison, Ray Maritano y Sonny Peckrol, que se dedicaron a géneros como el funk y el soul a fines de los 60.
La creación mucho más famosa de The Winstons fue Amen Brother, un jam improvisado que, según recuerda Far Out Magazine, estuvo “apoyado en un riff de guitarra que Curtis Mayfield había exhibido en Spencer mientras que tocaba con The Impressions”. Fue el mencionado lado B el que logró capturar la atención años después, mucho más exactamente a lo largo de la década de los 80, en los que el hip-hop y la música electrónica empezaban a volverse demasiado populares y los breakbeats (bases rítmicas fundamentadas en samples de breaks, esto es, de solos de batería) de soul, funk, disco y R&B se transformaron en un producto esencial.
Locaciones
El TLA, un espacio centenario, comenzó como la carpa del Crystal Palace a inicios del siglo XX antes de transformarse en un cine para estreno de películas. En la década de los sesenta se proyectaron cintas tradicionales, lo que asistió a publicar la carrera del directivo John Waters, tal como sesiones por semana cerca de la medianoche de The Rocky Horror Picture Espectáculo.
Desde finales de los años 80 ha funcionado como una salón de recitales con aptitud para 1,000 personas, centrándose primordialmente en el rock, el hip-hop y la música opción alternativa.
Este sábado Phil Anselmo va a subir al ámbito del Azkena Rock Festival para rememorar ciertas canciones mucho más simbólicas de Pantera con su de hoy banda, The Illegals. Hace algunas semanas teníamos la posibilidad de charlar con entre los individuos mucho más discutidos, y también icónicos, del metal de las últimas tres décadas.
Durante mis años en este planeta fueron muy escasas las entrevistas que, pese a tener interés, jamás he llegado a divulgar. Una tuvo exactamente a Phil Anselmo como personaje principal. Fue en 2004 a lo largo de el lapso de un Ozzfest en Novedosa York, donde actuaba entonces con su banda Superjoint Ritual. El cantante iba tan pasado (sospecho que fumar heroína) que solamente era con la capacidad de articular palabra o finalizar una oración con congruencia. Conque pese a proseguirle el rollo para sacarlo adelante, una vez escuchada la grabación, hemos visto que no había nada utilizable. Una lástima.
A dios gracias, 15 años después la situación es absolutamente diferente. Anselmo suena del otro lado del teléfono como hombre nuevo; aun me atrevería a decir que feliz. Pese a saludarme con un intimidamente “Andas comentando con el jodido Phil Anselmo” con su característica voz ultragrave, ahora suelta una sonora carcajada para romper el hielo. Restituyendo en un hotel antes de accionar en el Maryland Deathfest con Scour, entre los múltiples proyectos que ha iniciado y matando durante los años, el artista nos enseña una faceta mucho más distanciada de su personaje público y con ganas de pasar página a sus fallos del pasado.
